Dragonfly

Este es mi querido San José, a las cinco treinta de la mañana

A través del tiempo, perdemos contacto con algunas personas, la distancia, las circunstancias, el corre, corre de todos los días, hacen que nos alejemos más y más a pesar de poder estar más cerca a través de la tecnología, sin embargo, siempre puedes llevarte sorpresas agradables...

El reencuentro con seres queridos a quienes dejaste de ver por mucho tiempo, familia a la que no veías en años, personas que en algún momento sentiste que hicieron click en tu vida, pero que luego de un tiempo o de alguna situación en especial se alejaron...

A mi esto de la amistad siempre se me ha dado, me encanta tener amigos, conocer nueva gente, tener personas con quienes compartir mis gustos, mis creencias y porque no, tener cerca personas tan diferentes a mi, que mientras ellas dicen negro, yo digo blanco...

A través del blog, he ido conociendo alguna gente por aquí y por allá, como dije antes, algunos permanecen, otros se han ido, pero creo yo, que solo aquellas personas que agregan valor a tu vida y dan sazón a tus días, son los que siguen allí, junto a tí...

En todo este tiempo de andar por aquí, me he dado cuenta, que la distancia física, lejos de separar a las personas, las une y que la cercanía física, no significa necesariamente que estés cerca de alguien.

Sé, y mi corazón sabe, que muchos de ustedes, que se encuentra a kilómetros de mi, están siempre conmigo, cerquita de mi corazón... Sé que muchos miran las libélulas y me recuerdan, tal y como me sucede a mi al ver ciertos objetos y cosas que me recuerdan a cada uno de ustedes.

Creo que no siempre las personas están allí para siempre, algunas son como la ayuda pasajera del momento, algunos nos volvemos la tabla de salvación del momento y de la situación y luego quedamos olvidados en el cajón de los recuerdos, pero solo aquellas personas que te importaron por lo que son PERSONAS, estarán siempre en tu mente y en tu corazón.

Hoy, el primer día de diciembre, quiero agradecer a quienes aún se acercan a visitar, a aquellos que no se han perdido a través del tiempo, aquellos que con su dulce voz, me hacen llamadas telefónicas, con quienes a pesar de los kilómetros, de vez en cuando reciben o me hacen un llamado, a quienes preguntan por mi familia, quienes conocen mi corazón, lo que sucede en la oficina, en casa, en mi vida.

Gracias, porque cada vez me convenzo más, que las almas nunca se juntan por casualidad.