Así es un pedacito de Costa Rica...

Recorro las calles de San José, con mi bolsa llena de esperanzas, en un cuaderno pequeño están anotadas todas aquellas cosas que sucedieron en el ayer.

La gente que me encuentro en la calle parece tener tanto que decir, sus rostros son de expresiones preocupadas, unos entran y salen, mientras otros sonríen y dejan sus ilusionesn en las vitrinas.

Todos ellos son tan diferentes, sus razgos, edad, cabello. Los niños corren tratando de escapar de sus padres, mientras ellos con un ceño severo emprenden en regañinas para que vuelvan a su lado.

Niños de la calle, te observan a los ojos, con mirada triste y suplicante que pide unas cuantas monedas para proveerse de alimento, en una esquina de la Plaza de la Cultura, un hombre se hace acompañar de su guitarra y canta retazos de canciones viejas, el estuche de su guitarra abrierto, pretende recojer aquello que el transeúnte tenga bondad depositar.

Los improvisados puestos de artesanía ofrecen al turista y al nacional una buena variedad de obras creadas con determinación e imaginación, algunas de ellas pretenden reutilizar todo lo que para algunos es simple basura.

Un hombre vestido de payaso infla globos para convertirlos en flores, espadas y pequeños animalitos que nuevamente hacen la boca agua de nuestros niños.

Rótulos de información turística que son ignorados por el paso del caminante apresurado, mientras el limpiabotas trata de conversar con su cliente que ojea el periódico.

Unos cuantos niños tiran arroz frente a la plazoleta del Teatro Nacional, para atraer a las palomas, otros corren en medio de ellas para provocar su vuelo.

Se juntan aqui personas de diferentes razas y culturas y conviven en un solo lugar. Este es un pedacito de mi Costa Rica, al que la globalización permitió recibir siempre al foráneo con los brazos abiertos y una sonrisa en el rostro.

Bienvenidos sean todos a Costa Rica, pais de sueños, ilusiones y paz.