
Juguemos, con la pasión recorriendo nuestras venas y derritamos con nuestro calor la congelada superficie de la cama.
Disfracemos nuestros cuerpos con lujuria y deseo, mientras se correteas desnudo al rededor del cuarto.
Pretendamos se un par de desconocidos que se encuentran en un momento inesperado y se entregan desde el fondo del alma toda sensación, toda necesidad.
Complazcamos nuestros sentidos, permitiéndonos disfrutar de cada centímetro de piel de nuestros excitados cuerpos.
Permíteme llenarme el paladar con el sabor de tu sudor, mezclado con la miel que mientras dormías me dedique a esparcirte de pies a cabeza.
Sedúceme con palabras que me sonrojas, susurradas al oído, con besos cortos y tiernos entre mis oídos y mis senos.
Viajemos al mundo de las fantasías que entre tu anatomía y la mía esperan por salir corriendo para ser cumplidas.
Practiquemos con cual de todas las posiciones es que mejor se acomodan nuestros deseos, para dejarnos llevar y liberarlos.
Permanezcamos sumidos en la alevosía de querer obtener el mayor beneficio de tus sentidos y los míos.
Transitemos unidos a cada centímetro de piel, por el valle del placer y el delirio, hasta hacer desfallecer nuestros cuerpos sedientos.
Déjame vendar tus ojos para llevarte por un lugar lleno de nuevas sensaciones, para hacerte derrochar toda la energía que llevas en tus adentros, cuando emana ese manantial.
Repasa las curvas irregulares de todos aquellos lugares que has explorado por fuera y por dentro, hasta hacer estallar la furia que corre sin control en mi interior.
Consiénteme, cuando pido solo un poco más, para terminar de completar la sinfonía que se pone a tono con tu cuerpo.
Por último dejemos que todo esto sea solamente el primer paso para el mejor de los comienzos, no te niegues a dejarte llevar por este sentimiento nuevo que te brota de dentro.
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