Lentamente camino por un sendero, nadie me acompaña, voy sola con mis sueños e ilusiones cuidadosamente doblados en un pañuelo perfumado de recuerdos.
A medida que avanzo, voy tomando una serie de globos que encuentro en el camino, cada uno de ellos muy diferente, muy especial y cada uno con un mensaje escrito en él.
De repente y a medida que sigo con mi paso, me doy cuenta que con cada uno de estos globos, asidos ahora a mi mano, mis pies dejan de tocar el camino. Una sensación que me recorre el cuerpo me alerta, me dice que algo no anda del todo bien, sin embargo, mi testarudez me obliga a continuar.
Llego a una parte del sendero donde todo parece más hermoso. Las flores tiene colores muy brillantes, las hojas de los árboles son de un verde intenso, los pajaritos cantan y el aire se siente puro y limpio. Es extraño, algo pasa conmigo. A unos pasos de mi, veo una figura varonil y siento que la conozco, pero no estoy segura de quien es.
Al llegar al punto de casi encontrarme con aquella figura, mis pies han dejado de tocar el suelo, algo me eleva y aún no percibo que es, sin embargo, aquel hombre que ahora tengo a un palmo de distancia me tiende su mano y me ayuda a bajar.
Una vez tomados de la mano, caminamos lentamente, platicamos, sonreímos...
Hacia el final del camino principal hay una bifurcación, llegando a este punto es momento de partir, cada uno nuevamente tomará su camino. Me besas en la mejilla y me sonríes, sonrío también, la sensación es extraña, no tengo miedo, no tengo tristeza, no lloro ni me siento mal, más una sensación de vacío se empieza a colar por mi piel, extrañamente sonrío, me siento feliz.
En el momento en que sueltas mi mano, vuelvo a flotar y lucho contra ello, pero no lo consigo. Se que no me he elevado tanto como antes, pero no sé que hacer. Entonces observas los globos que tengo en la mano y me dices que los debo soltar. No es justo! no quiero hacerlo, están llenos de ilusiones, de sueños, de buenos deseos...
Me dejas entonces, ahora estoy sola y tengo que tomar la decisión. Las lágrimas bajan entonces por mis ojos, es el momento. Poco a poco voy abriendo mi mano y uno a uno se empiezan a elevar, mientras tanto yo desciendo al suelo, cuando mis pies vuelven a tocar tierra me doy cuenta que es allí donde tuve que estar siempre.
Y mientras miles de globos multicolores llenan de puntos el cielo, te miro lejos a la distancia, ahora se que no eres un extraño, sigo sonriendo y vuelvo a llenarme de sueños e ilusiones y me doy cuenta que me ha regresado también la razón.
Bajo un cielo cubierto de buenos deseos, cariño, esperanza e ilusión continúo mi viaje y vuelvo a ser simplemente YO.