Dragonfly

Justo allí estaba yo, una libélula llena de sueños e ilusiones, con ganas de volar cada vez un poco más lejos.

Pero que era para mí el significado de volar, acaso era huirle al pasado, dejar a tras problemas, las lágrimas, los desencantos, los desamores, el corazón roto... Creo que sí.

Solo quería aventurarme y por primera vez sentir que podía volar libre, pero como mis alas cansadas de volar...

La experiencia de vuelo comprendía tres pasos sencillos y yo era solo experta en uno, el despegue, en los dos más importantes había fracasado tantas veces, que estaba cansada de intentar.

El segundo paso, es el que más se me dificulta, por ser el del vuelo constante, en esta loca cabeza de libélula soñadora, todos los días había un amanecer en puerto diferente, iniciar un nuevo proyecto, dejar todo los demás tirado. Los intentos habían sido muchos, pero todos y cada uno de ellos había resultado infructuoso.

El tercer paso, el descenso o aterrizaje era de lo peor, siempre caí y herí todo mi ser, todo por no tener el cuidado necesario, por entregar todo y luego no tener cuidado al caer.

Ahora estaba de nuevo a la orilla del charco, con temor a volar, para no volver a caer, para no volver a sentirme herida... y fue entonces cuando te vi, cuando llegaste a mí, en el momento menos esperado y me ayudaste a levantar el vuelo, a mantenerme constante y me enseñaste a aterrizar..

Fuiste música para mis oídos, el norte de mi brújula, el sol al amanecer, la sonrisa de mi rostro, fuiste tantas cosas a la vez...