Dragonfly

Cuando pensamos en superhéroes, siempre asociamos a estos personajes con una capa que ondea en la espalda, trajes sofisticados, tecnología de punta, autos lujos y super poderes. Pero hoy, después de 19 días de tener a mi papá un poquito lejos, a unas cinco horas de la capital, me doy cuenta que si tengo que buscar una figura de superhéroe en mi vida, me basta y me sobra con mirar a ese caballero que ha estado junto a mi en todo momento, que se ha encargado de darnos a mi madre, mis hermanas, hermano y a mi tanto como ha podido. Y no me refiero al aspecto material, sino más bien a su amor incondicional e inagotable, a su disposición para escucharnos y tratar de ayudarnos a resolver los problemas, a sus consejos , cariños y chineos.

El, que junto a su madre tuvo que migrar de su país natal y hacer de hombre de la casa a su corta edad, para ayudarle a mi abuela con la crianza de mi tío y tía, quien tuvo que trabajar desde temprano teniéndo que sacrificar estudios y niñez, juegos y diversión, ese es mi Clark Kent, mi Bruno Díaz. El es todos ellos, todo el Salón de la Justicia y mucho más.

Es quien prefiere sacrificar un bocado de su comida, para que sus "bebés" ya bastante creciditos coman, es quien se ve inhabilitado con la kriptonita de mis sobrinos, es quien chineador como el solo, se levanta temprano en la mañana a prepararle el desayuno a sus tres mamulones que salen temprano para la oficina, quien está pendiente de mi madre, de sus dolores, de sus medicinas y de su amor.

Es el, a quien en mis años de vida, nunca he escuchado levantarle la voz a mi mamá ni faltarle al respecto de ninguna manera. Es quien todos los días me recalca los valores de respeto, responsabilidad y puntualidad.

Ese, el "Negro", el amor de mi madre, quien ahora tenemos un poco lejos es a quien yo considero mi superhéroe.