La mil y una razones para morir de aburrimiento...
Desde que tengo memoria, he sido una niña activa y tal vez demasiado inquiera, mi DA era algo por lo que mi madre sufrió durante mis años escolares.
Llegó la época de la secundaria y nada mejoró, seguí siendo una chica inquieta, que fácil, fácil se aburría.
Con la llegada de la vida universitaria y teniendo conciencia de mi condición de DA, las cosas no mejoraron nada, algunos cursos de la universidad, sobre todo aquellos en los que tenía que aplicar mucha fórmula matemática o eran "metódicos y aburridos", me cansaban y tuve que repetir uno o dos porque simplemente no me concentraba tras una hora de la verborrea del profesor. Por otra parte, siempre he sido muy individual, me gusta trabajar sola (para no andar arriando las vacas), me gusta sentarme y comprender las cosas yo y por supuesto, muy a mi modo (siempre he dicho que mi lógica funciona de manera muy distinta a la de los demás). Aún así, terminé mi Bachillerato Universitario en Banca y Finanzas, una Licenciatura en Contaduría Pública y una Maestría en Administración de Proyectos.
En todos estos años, creo que la época más fácil de todas fue mientras estudiaba la maestría, las clases eran mucho más dinámicas, tenía que preparar muchas exposiciones y en las clases, podría hablar o aportar mucho más que en una clase normal de "Finanzas, Micro y Macro economía". Las seis horas semanales de clase, e incluso uno que otro sábado que iba toda la mañana a un seminario se me hacían cortas, realmente me sentía de provecho y despierta.
Durante las tres etapas de estudios universitarios, tuve que trabajar y estudiar, no había de otra y a pesar de lo cansada que llegaba a veces a casa, mi entorno me hacía sentir viva (tenía mucho que hacer). Todos estos años se sucedieron en la misma empresa, que es la que aún mi empleadora.
En esto años, he tenido varias funciones dentro de la misma área, con jefes diferentes, muchas de estás actividades han representado retos para mi y otras, sin menospreciarlas, han sido simplemente una tarea más. He tenido cargas de trabajo impresionantes, con ganas de llorar de la impotencia de no saber que hacer con tanto y he tenido mis días de "vacaciones en la propia oficina" porque hay poco trabajo, sin embargo, nunca en mis 14 años en esta compañía he estado tan aburrida y ociosa como lo estoy ahora.
Me siento de nuevo en la escuela, frente a una la maestra (acá de decimos niña) , pasando horas de horas aburrida.
Muchos creen que es bueno o agradable estar sin hacer nada, sobre todo cuando uno pasa por épocas de mucho trabajo, pero como decía mi abuela "Todo en exceso es malo" y créanme, es lo más horrible, tedioso y estresante, llegar a la oficina y estar ocho horas y 36 minutos diarios sin NADA que hacer, esto repetido cinco días a la semana.
Ahora bien, me dirán que aprovecharían el tiempo en hacer otras cosas más personales y si, esa sería una buena opción, siempre y cuando no trabajes en mi oficina, llena de personas que solo viven por ver el mal ajeno, por enterarse si blogeas, si hoy decidiste leer un libro y están pendientes de cada uno de tus movimientos.
Las mil y una formas de aburrirse es como le llamo a esta etapa de mi vida, peor aún, pensar que estoy como "jefe" y no tengo NADA que hacer... como se entretendrán entonces las otras ocho personas a mi cargo (las que cumplen con funciones como la mía).
Necesito un trabajo que me de razones para levantarme cada mañana, uno que represente retos en mi vida, uno en que haya algo que hacer a diario...